No sirve. El toqueteo atrás entre los zagueros y los laterales no da frutos. River, con El Monumental colmado de gente, nunca fue profundo a pesar de tener el balón en gran parte del encuentro.
El director técnico de River Plate, Angel Cappa, tiene en sus manos un gran plantel, pero en el primer partido no pudo plantear el match deseado. Además, quiso implementar la idea del Huracán subcampeón del año pasado, pero estuvo muy lejos.
El arquero que retornó al club luego de su paso por el exterior, Juan Pablo Carrizo, volvió a ser el, seguro y preciso a la hora de imponer respeto el área.
Por otro lado, la otra cara de la moneda. Se ve una larga distancia en la cancha entre los volantes riverplatenses y los delanteros. La pelota nunca llega arriba y la joven promesa del ataque, Rogelio Funes Mori, sigue enredándose sin lastimar al rival. Es cierto, convirtió un gol, pero se lo debe al histórico Ariel “El Burrito” Ortega, quien le colocó un brillante centro en su cabeza para que defina con mucha tranquilidad.
Aunque es pronto para hablar, todo parece ser lo mismo de siempre, lo de los últimos años, un equipo flojo que si sigue así, solo podría dar pelear en la mitad de la tabla. Lamentablemente esta vez es peor, ya que las incorporaciones costaron mucho dinero y si no se acercan a la consagración, los problemas institucionales y deportivos tocarán fondo.
El sueño de los Millonarios es que el fútbol llegue a Nuñez de la mano de Cappa para sacarles una sonrisa a los hinchas luego de cada partido, ya que hasta el momento la alegría no acompañó a los simpatizantes de la banda.
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